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DOLARIZACIÓN O LIBERACIÓN MONETARIA: ¿Qué le conviene más al pueblo Venezolano?

Mientras llevo a mi hija Laura, de 7 años, a sus actividades extra-escolares, haciendo uso del manos libres –y así evitar incurrir en una infracción de tránsito la cual sería la delicia y “resuelve” del oficial que me viera-, voy conversando con uno de mis socios de Econintech, Luis. Nuestra amistad data desde que yo era un chamo menor que mi hija y él un par de años mayor, estas conversaciones son muy amenas, una de las razones es porque coincidimos en el tema de las libertades económicas plenas a pesar que nuestras áreas de pregrado son distintas, él es Ingeniero Electrónico pero su maestría en finanzas del IESA le motivó el interés por los temas de economía.

Al finalizar de hablar, la voz de mi hija me dice “hablabas con tío Luis ¿cierto?”, mi respuesta es inmediata “sí, amor”. No pasan dos minutos cuando otra vez escucho su vocecita esta vez preguntando “Papi, ¿qué es la libertad monetaria?”, asumiendo mi rol paterno y simplificando la explicación, le digo “es cuando tu puedes elegir cualquier moneda para comprar o vender lo que quieras”. Mantenemos el tema de conversación hasta que ella recuerda la vez que su solución para no tenernos que regresar de Illinois –por gusto y gana de mis “compañeros” de Decanato al quitarme sin justificación la beca que me habían asignado el año anterior- ya a punto de que yo iniciara el PhD en Economía y teniendo un poco más de cinco meses por esos lares fue: “sencillo papi, sácale copias a los billetes que tienes y así pagamos…”

La libertad monetaria no es algo nuevo. Es un tema que ha sido abordado a través del tiempo por innumerables economistas. Hasta qué punto es conveniente que el pueblo le otorgue un cheque en blanco a sus gobernantes para que hagan lo que les venga en gana, con las intenciones que sean, y que decidan de un plumazo empobrecer a las personas que confiaron en su proyecto político. Esto es lo que sucede cuando no existe libertad monetaria. Pero si existiera, los gobernantes estarían atados de pies y manos para “solucionar” los problemas económicos por la vía rápida la cual es la voraz devaluación y tendrían que hacer para lo que se les paga, tomar decisiones que más beneficien al pueblo.

Muchos son los analistas que sugieren como solución para los problemas actuales de Venezuela la dolarización, mientras que muchos otros coinciden en decir que es una bomba de tiempo el implementarla. En cierta parte ambos bandos tienen razón. Al dolarizar habrá un efecto “olla de presión” en los precios, es decir un incremento inmediato de la tasa inflacionaria dependiendo del tipo de cambio –precio del dólar- que converja al momento de dolarizar pero en el corto-mediano plazo tenderá a disminuir velozmente la inflación. Sin embargo, la economía quedaría supeditada a las decisiones en política monetaria que tome el presidente de la Fed en los Estados Unidos, en el corto plazo pudiera verse afectada por los bajos precios del petróleo –considerando que el petróleo es la fuente de más del 90% de los dólares que entran a Venezuela- y perdería el tan codiciado “control” que otorga la moneda nacional de curso forzoso.

La solución para esos “males” por los cuales muchos recomiendan no dolarizar, es simplemente dar libertad monetaria plena o un sistema multi-monetario, lo cual conlleva a una inmediata reforma constitucional donde se elimine el curso forzoso del bolívar, se permita el uso de cualquier moneda legal –dólar, euro, yenes, dólar canadiense, etc…- para las transacciones dentro del país, imposibilitando de esta manera a los gobernantes de establecer cualquier tipo de control cambiario. En palabras sencillas, permitir a los ciudadanos que sean ellos quienes decidan la moneda que quieran para sus transacciones. Sin embargo, muchos políticos hablan de eliminar el control cambiario pero ninguno está recolectando firmas para una reforma que le otorgue rango constitucional a la libertad monetaria y elimine el curso forzoso del bolívar, así se evitaría que después de levantado el control vuelvan a implementar otro sin la aprobación del pueblo mediante un referéndum.

Este sistema protegería al ciudadano común en el sentido que será él quien realmente elija la moneda que le asegure el valor del fruto de su esfuerzo. El primer “mal” de la dolarización quedaría eliminado, porque dependiendo de las políticas de los emisores de cada una de las monedas –la Fed en el caso del dólar- las personas podrían decidir pasarse a otra moneda más fuerte que realmente les proteja su dinero, por tanto si los gobernantes venezolanos quieren que los ciudadanos elijan el bolívar tendrán que convertirlo en una moneda competitiva ante las del resto del mundo. El problema con el shock de los precios del petróleo quedarían superado porque este sistema incentiva la inversión extranjera y en el mediano plazo las exportaciones no tradicionales comenzarían a aumentar. Ahora bien, la pérdida del “control” sí sería inevitable, pero ese control ha sido el culpable de que de un día para otro el ingreso de los venezolanos pierda hasta un 50% su valor y las élites amasen fortunas exorbitantes.

Es decir, la implementación de la dolarización sugiere ser una muy buena decisión sin embargo existe una que más conviene al pueblo, la liberación monetaria y eliminación del curso forzoso del bolívar. Así que cada vez que escuchen, “debemos proteger nuestro nacionalismo”, “perderíamos control monetario”, “con disciplina no es necesario” simplemente están defendiendo el dejarle las puertas abiertas a los gobernantes de continuar empobreciendo al pueblo para enriquecer a una minoría, llámese mafias políticas, empresarios, etc. Uno de los argumentos más trillados es que por medio de políticas monetarias se puede defender la producción nacional –ante una devaluación lo “hecho en Venezuela” se torna más barato que lo hecho en el resto del mundo pero se traduce en inflación para los que viven en Venezuela-, acá caemos otra vez en el tema del mercantilismo-proteccionista aberrante que siempre ha existido en las prácticas de los gobernantes y en los intereses de muchos analistas, si los empresarios quieren ser competitivos que lo demuestren en buena lid sin “proteccionismos”.

Por último, al quitarle ese cheque en blanco a los gobernantes y asesores proteccionistas, también se eliminaría de raíz la política que va en contra de los derechos humanos –porque empobrece, roba, a los ciudadanos- de estar imprimiendo dinero inorgánico –sin valor que lo respalde- para seguir manteniendo al corrompido socio-populismo y al mercantilismo-proteccionista que tanto daño le han ocasionado a Venezuela. Así les tocaría a los empresarios ser realmente competitivos, conquistar al mercado por “motus propio” y no a un grupito de políticos para asegurarse su éxito económico y a los gobernantes asegurar el gasto público por medio de otras políticas como optimización del mismo, fondo de estabilización monetaria –uno verdadero no como la falsedad que se tiene- o simplemente por medio de endeudamiento racional y no por “sacarle copia” a los billetes, eso dejémoslo como ocurrencia de una niña de 4 años.

Esta vez les dejo una hermosa canción, la cual se la he dedicado desde que nació a mi hijo Abraham, de 2 años. What a Wonderful World, un jazz escrito por Thiele y Weiss e inmortalizado por el gran Louis Armstrong en los 60. Un himno a la esperanza, no importa lo mal que estemos o donde estemos, si nos quedamos o si nos vamos, siempre hay una razón por la cual luchar, una forma para ayudar y recordar que Venezuela puede llegar a ser el maravilloso país que tanto se desea...

Vuelve pronto
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